Boyacá y la historia real del 7 de agosto

Solo bastaron dos horas y dos kilómetros para derrotar a un ejercito que parecía invencible.

1600 soldados realistas se convirtieron en prisioneros y con un saldo entre 100 y 250 muertos de los hombres liderados por el coronel José María Barreiro fue lo que dejó la batalla de Boyacá el 7 de agosto de 1819, dando fin a la Nueva Granada y al Ejército Real.

Esta batalla duró dos horas, en el puente de Boyacá. Puente que se ubica a 14 kilómetros de Tunja y 110 kilómetros de Bogotá. En este lugar la tropa patriota encabezada por Simón Bolívar con ayuda de Francisco de Paula Santander y José Antonio Anzoátegui lograron detener el paso de los realistas con rumbo a Santafé en una emboscada sobre las dos de la tarde.

¿Pero cómo se dio?

Según la historia, después de los logros militares de Bolívar en Gámeza el 11 de julio y el Pantano de Vargas el 25 de julio, se dio la batalla de Boyacá, el 7 de agosto de 1819 en un extenso campo de casi 2,5 kilómetros para batallar cerca al río Teatinos.

Ese día las tropas de Barreiro se movilizaban a Santafé después de la inminente derrota sufrida en el Pantano de Vargas. Los 2700 hombres realistas habían sido vigilados desde el Alto de San Lázaro, donde pacientemente Bolívar desde horas de la mañana observaba cada movimiento de Barreiro y su soldados, que tenían como objetivo impedir la llegada de las tropas independentistas a la capital.

Barreiro, en su camino a Santafé, decide no tomar el camino real, sino un trayecto mucho más largo que rodeaba el cerro ‘El Tobal’ por el camino que conduce a la casa de teja para poder llegar al puente. A su llegada, en horas del almuerzo es cuando una avanzada -aparente- de caballería tomó por sorpresa a las tropas reales.

La historia cuenta cómo Barreiro manda a ahuyentar a la diminuta tropa de guerrilla que llegaban a tomarles por sorpresa, haciendo que sus fuerzas se dividieran en dos, la vanguardia y el grueso del ejército. Allí es donde se dan cuenta que las demás tropas de Bolívar estaban escondidas a las sombras de la otra parte del cerro.

Tras esta división y emboscada, la vanguardia de los realistas decide emprender la huida retomando la casa de Teja rumbo al puente, mientras el grueso militar junto a Barreiro se quedaron en la zona superior dando batalla a los patriotas.

A la llegada de la vanguardia realista al puente, Santander y la vanguardia patriota, rodean el río con ayuda de Estefanía Parra, quien les dice cómo cruzar usando de punto ‘El Bebedero’, orientado por un antiguo molino. Ruta que toma una parte de la vanguardia.

Esta parte de los hombres de Santander logran llegar a tiempo para atacar por retaguardia a los militares comandados por Jiménez, en una táctica de cuña donde terminan asesinando al Ejército Realista en un ataque a dos bandos de vanguardia y retaguardia.

El puente actual

Los historiadores mencionan que el puente que existe en la actualidad no tiene nada que ver con el de 1819. Pues en esa época el puente debió estar hecho de palos de madera que atravesaran el río de lado a lado, y una capa de barro que recubriera la madera permitiendo el fácil paso de caballos y carretas.

Por eso 1919 el puente fue renovado añadiendo barandas de seguridad a los lados para la recreación de la batalla en sus 100 años de conmemoración por el gobierno de Marco Fidel Suárez y en 1920 se declara como monumento nacional.

Sin embargo, para los años 1939 y 1940, se reconstruyó el puente en su totalidad con ayuda del gobierno español, quienes para reforzar la alianza y consagrar el lugar como un centro de memoria para las dos naciones regalaron el nuevo puente con una arquitectura española.

Actualmente el puente es considerado un atractivo turístico, donde también se pueden encontrar las estatuas de Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander, la Plaza de Banderas en forma de cuña en representación de la táctica usada por la vanguardia independentista para atacar al Ejército Realista, y otros monumentos que hacen referencia a la batalla como el Atril de Piedra, el Arco del Triunfo, el Obelisco, la Llama de la Libertad y la Piedra de la Legión Británica.

Redacción: Jeison Beltrán

Publicidad