Entre 1988 y 1997 el barrio La Ermita sufrió una ola de violencia por los grupos armados al margen de la ley. En un barrio olvidado sin agua y sin luz solo quedaba la sociedad que vivía en una constante angustia por la protección de su vida.
El vivo recuerdo de cada uno de los hechos que sucedieron por el conflicto armado, están en Digna Rosa Ortega.
Su vida ha estado perseguida por la violencia, quitándole de su lado a las personas más importantes para ella, como lo fue su papá y su hermano, además que la obligó a separase de sus dos hijos cuando tenía 20 años. A raíz de esta violencia que vivió por los grupos armados al margen de la ley, tuvo el valor de defender su vida y dedicarse a formar la junta de líderes sociales.
Desde los 14 años, Digna Rosa está ejerciendo una de las labores más importantes para la sociedad, ser líder social, su atracción por esta vocación viene por parte de su padre, quien se dedicaba también a este oficio. A pesar de que desafortunadamente lo asesinaron, ella siguió adelante con su legado, ejerciendo su labor en compañía de la comunidad y con el apoyo de su familia.
«El ser Líder social lo llevo en la sangre»
Digna Ortega.
Entre sus obligaciones como hija, madre y amiga Digna Ortega desempeña un papel fundamental para los barrios La Ermita, Camilo Daza y Buenos aires. Conocida como la presidenta “Nina”, ha logrado ejercer un trabajo arduo de actividades, charlas y reuniones con los habitantes de estos barrios, con el fin de conseguir su principal objetivo de recobrar la paz que desde hace mucho tiempo se había perdido.
Su día se divide en dos partes, en la mañana se dedica a su trabajo y en la tarde desempeña el oficio de liderazgo, además que debe ver de sus hijos.
«A veces no sé cómo divido el tiempo, todos los días me levanto a las 4:20 a.m. para el trabajo. Llego en la tarde veo de mis hijos y me dedico al liderazgo»
Digna Ortega.
Aunque a veces ha tenido el pensamiento de tirar la toalla, ella recuerda ese lazo de sangre que la anima a continuar en este proceso.
Las madres cabeza de hogar son una pieza fundamental en el proceso de reconstrucción de estos barrios, el colegio, el coliseo, la IPS, el parque y la parroquia son los frutos que han logrado para embellecer el sector. Para Nina el ser líder social implica algo fundamental y es el trabajo en equipo.
“No solo porque yo soy la presidenta es la que voy a trabajar, sino, la comunidad debe de apoyar y los he enseñado a que se debe trabajar en equipo”
Aunque ha logrado un gran avance con el barrio, siempre se presentan situaciones difíciles, tanto así que atentan contra su integridad y la de su familia. Persecuciones, mensajes y demás son las amenazas que ha recibido Digna Ortega a la hora de enfrentarse con la delincuencia que se presenta en estos sectores.
«Cuando se dan estos casos, mis hijos me dicen que deje este trabajo al igual como me lo dice mi mamá, pero no puedo hacerlo. Es difícil»
Digna Ortega.
Con expresión de tristeza y un trago amargo, la presidenta recuerda que en el transcurso de su trabajo como gestora de paz ha tenido que enfrentar situaciones de las cuales han sido difíciles para ella, pero hay una en especial que siempre será más difícil; enterrar a alguno de sus compañeros comunales, por realizar esta labor.
Sin embargo, en el año 2022 «Nina», hizo parte de una obra literaria llamada “Cúcuta en una Rayuela”, allí narró su historia a causa de la ola de violencia que vivió durante varios años, con el fin de que fuera visibilizada y homenajeada.
El propósito con el que inició este trabajo no lo dejará, pues dice que les inculcará a sus hijos a seguir este trabajo, con el que ella ha luchado para que cada una de las personas víctimas del conflicto sean reconocidas.
Redacción: Lili Erazo