Siendo la mayor de cinco hermanos, Dina Luz Navarro, recuerda su infancia en la Vereda de la Rinconada del municipio de Ocaña, como una época bonita y libre, en la cual disfrutaba de sus seres queridos y de cada una de las cosas que la rodeaban.
Pasando gran parte de su vida realizando lo que más le gustaba, ejerciendo el oficio de contadora pública, para Dina Luz, la vida le traía una hermosa noticia. El enterarse de su embarazo fue “una emoción muy grande”, así lo describe, pues para ella el ser mamá es una bendición.
Durante el proceso de su embarazo todo marchaba bien, la alegría y esperanza de la llegada de su bebé era lo que la envolvía; sin embargo, tras nacer su hijo, Deivis Parada Navarro, tuvo que ser hospitalizado cinco días pues el menor había aspirado líquido amniótico que contenía heces fecales; infección más conocida como meconio.
El bebé fue dado de alta, pero aún así, a los 15 días aproximadamente, Dina tuvo que volver al médico, y esta vez, por urgencias. Su hijo presentaba un movimiento involuntario ocular (nistagmo). El diagnóstico del doctor fue: hipomielinización, falta de mielina en el cerebro, lo que causó la parálisis cerebral espástica, que consiste en que los músculos están rígidos y que, en consecuencia, se muevan con dificultad.
Al ver lo que estaba pasando, encontró el apoyo más grande que pudo tener, el de su familia. Esa voz de aliento, seguridad y confianza que le brindaban, hicieron que pudiera enfrentar de la mejor manera esa nueva etapa de su vida.
Deivis presentó varios problemas de salud durante el primer año. Debido a esto Dina no podía ejercer ningún trabajo y fue ahí, en sus momentos de dificultad, donde recibió la ayuda de su familia, de la sociedad, y del Estado.
El proceso de crianza de su bebé ha sido totalmente diferente a lo que ella pensaba.
“Lo que yo deseaba era que el niño creciera y a medida que fuera creciendo, fuera quemando todas esas etapas de desarrollo. El que jugara, corriera y me dijera mamá; escuchar ese voz es lo que me ha faltado, pero Dios sabrá por qué hará las cosas”.
Dina Luz Navarro.
Deivis ha tenido una evolución bastante significativa sobrepasando los diagnósticos médicos. Después de su primer año de vida ha tenido estabilidad en su salud, pues con esfuerzo y sacrificio, su mamá, esta mujer perseverante, ha logrado brindarle los cuidados que él requiere, entre esos, poderle ofrecer el servicio de una enfermera domiciliaria, que con ayuda de las terapias se ha registrado algo particular, y es que él reconoce a las personas más cercanas, el movimiento, las texturas y los colores, un hecho que para los doctores era imposible.
Estando en la crianza de su hijo, a Dina Luz le llega otro suceso difícil a su vida; su padre fue diagnosticado con cáncer de colon. El sobrellevar estas dos situaciones fue un gran reto, pero su principal particularidad de fe y creencia hizo que enfrentara esa realidad aceptando “la voluntad de Dios”. Siendo así, que su padre vence esa enfermedad, y ella ve este episodio como un llamado de unión familiar.
“A veces uno anhela tanto las cosas, que Dios le dice a uno, no, y lo pone a meditar, a analizar las cosas de la vida”.
Dina Luz Navarro
Tiempo después, se enteró que la enfermedad de su hijo era hereditaria; sin embargo, los estudios médicos siguen adelante, buscando cómo brindarle estabilidad y calidad de vida. Ahora por libertad de tiempo, Dina trabaja de mototaxi en Ocaña, de esta manera obtiene sus ingresos económicos y con el apoyo que recibe del papá del niño, puede solventar las necesidades económicas y a su vez, estar pendiente de su hijo, su motivación más grande para seguir adelante superando cada uno de los obstáculos que se le han presentado en la vida.