Esta violencia contra la niñez y la adolescencia es un problema creciente en el mundo, que en la gran mayoría de los casos no son denunciados a tiempo. El abuso sexual infantil tiene una particular forma para ser detectado, la cual es, el escuchar a la víctima, a diferencia de un maltrato infantil que su diagnóstico depende de ver las lesiones de su bienestar.
Según el Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (UNICEF) menciona que, “La importancia de escuchar al niño cuando toma la palabra radica en que su descripción frecuentemente es la más importante, poderosa y, en muchas ocasiones, la única evidencia del abuso cometido en su contra”.
En su mayoría los NNyA, (Niños, Niñas y Adolescentes) en frecuencia callan por diversos factores, ya sea miedo, culpa, impotencia, desvalimiento o vergüenza, experimentando un trauma singular y característico de este tipo de abusos en los cuales se sienten cómplices, impotentes, humillados y estigmatizados.
UNICEF explica que los mayores de los casos se registran en niñas y adolescentes de género femenino, donde gran parte de los procesos judicializados son cometidos por conocidos y familiares, que tienen facilidad de acceder al menor y aprovecha de la confianza obtenida.
En sí, el abuso sexual ocurre cuando un menor de edad es utilizado para la estimulación sexual de su agresor, en ello implica toda interacción sexual en la que el consentimiento no existe y puede ocurrir con o sin contacto, el cual incluye:
- Los manoseos, frotamientos, contactos y besos sexuales.
- El coito inter femoral.
- El exhibicionismo.
- Efectuar comentarios lascivos e indagaciones inapropiadas.
- Exhibición de pornografía. (En ocasiones disfrazada como “educación sexual”).
¿Cómo detectar los signos de abuso sexual en niños, niñas y adolescentes?
En muchas ocasiones, los NNyA que han sufrido este tipo de abuso pueden estar aparentemente asintomáticos, los cuales esos síntomas que muestran se asemejan a otros tipos de trauma, como el maltrato físico y emocional.
- Incremento de pesadillas y problemas para dormir.
- Conducta retraída.
- Estallidos de angustia.
- Depresión.
- Rechazo a quedarse solos con una persona en particular.
- Conocimiento inapropiado para la edad acerca de la sexualidad, que se manifiesta mediante conductas y lenguajes sexualizados.
Por otro lado, UNICEF comenta que, los niños menores de tres años que presentan lesiones genitales y reacciones inespecíficas que al principio parezcan inexplicables como, irritabilidad, rechazos, regresiones, llanto, trastornos del sueño y el apetito, podría ser una señal importante para que se dé la evaluación cuidadosa por parte de especializados.
A pesar de que cualquier niño, niña y adolescente puede ser víctima de abuso sexual, independientemente de su edad, género, etnia y nivel sociocultural, se les recomienda a los padres de familia o familiares cercanos al joven adoptar una serie de medidas para actuar ante el conocimiento de este caso.
La escucha adecuada, atención inmediata y denuncia son cruciales para que el adulto acompañe a la investigación de lo sucedido.