Una vocación de orientación y ayuda

Este centro es un apoyo para personas que sufren de algún tipo de adicción y quieran cambiar su rumbo orientados por especialistas.

El Centro Pastoral de Escucha y Orientación para la Farmacodependencia, perteneciente a la Diócesis de Cúcuta, que se encuentra en la calle 6N #9E-20 en el barrio Santa Lucía, se ha convertido en un espacio fundamental para abordar diversas adicciones, desde el consumo de sustancias hasta otras formas como el uso excesivo de la tecnología o el deporte. Fundado en 2022, este centro no solo atiende a personas que sufren de adicción, sino que también ofrece acompañamiento a las familias que se ven afectadas por este flagelo, proporcionando un enfoque integral a través de profesionales en psicología, trabajo social y espiritualidad.

Omar Corso, trabajador social egresado de la Universidad Francisco de Paula Santander, es una pieza clave en este esfuerzo; con más de ocho años de experiencia en su campo, se ha dedicado a servir desde su rol como coordinador del centro pastoral y trabajador social. Ingresó al centro en 2022, primero como voluntario, y actualmente desempeña un papel fundamental en la coordinación y atención de los casos que allí se presentan.

“Detrás de cada persona hay una historia y unas heridas emocionales, que quizás lo han llevado a tomar esa decisión del exceso; no hay que juzgar, sino escuchar, ayudar y en el Centro estamos prestos a recibirlo” Omar Corso.

El centro pastoral atiende a alrededor de 40 personas, entre jóvenes y sus familias, donde se combinan la atención psicológica, el acompañamiento espiritual y la orientación social y trabaja tanto de manera individual como grupal, destacándose por su enfoque integrador y su compromiso con la restauración familiar. Los viernes se lleva a cabo un grupo de apoyo en el que participan tanto las personas afectadas por la adicción como sus familias, un espacio crucial para compartir experiencias y fomentar la recuperación conjunta.

Bajo la coordinación de Corso, el centro también prioriza el bienestar de los profesionales que allí laboran, con jornadas de espiritualidad y cuidado al cuidador, garantizando así un ambiente de trabajo saludable y cohesionado.

Corso, a sus 31 años, ha hecho del servicio su misión de vida. Ha demostrado un profundo compromiso con la causa, y su visión para el futuro del centro incluye la incorporación de servicios de psiquiatría y la creación de alianzas con el sector empresarial y de salud, lo que permitiría no solo la desintoxicación de los usuarios, sino también su resocialización a través de oportunidades laborales y educativas.

Redacción: Sara Gabriela Noriega Alba.

 

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