Con la expresión artística “El rostro de una Mujer”, las víctimas de violencia sexual representaron el dolor causado en medio del conflicto armado y el renacer de su lucha interna, emocional y familiar que hoy las convierte en ejemplos de resiliencia.
“El rostro de una mujer representa la fuerza, la valentía., el ver y sentir cómo pasamos por tantas situaciones, entre ellas maltrato, violaciones y aun así nos hace mantener bellas y no perder la esencia que Dios nos ha entregado como está escrito en la biblia: la mujer es como una piedra preciosa”, manifestó Paula Ropero, una de las participantes de la actividad al referirse al diseño elaborado.
Témperas, hilos de colores, pinceles, lana, shakiras, fique, agujas telas, escarcha y papel fueron entre otros, algunos de los materiales que utilizaron para la elaboración de una muestra artística que evidenció la resiliencia, la reconstrucción emocional como agentes constructoras de paz en escenarios de convivencia y reconciliación.
“El dolor de ayer es la fuerza de hoy”, “El cuerpo de una mujer no debe volver a ser nunca más un botín de guerra” fueron los mensajes plasmados en una pancarta elaborada manualmente por las mujeres víctimas de violencia sexual.
“En un trabajo articulado con nuestro equipo psicosocial hemos realizado un permanente acompañamiento a estas mujeres que hoy representan un testimonio de vida con una trasformación emocional en su proceso de reparación integral como personas afectadas por la violencia. Desde la Unidad para las Víctimas continuaremos avanzando en las estrategias emocionales que permitan fortalecer su tejido social y lograr la reparación individual de cada una de ellas”.
Johanna Gelvez, directora territorial de la Unidad para las Víctimas en Norte de Santander y Arauca.
Según la Red Nacional de Información, en Norte de Santander hay un registro de 1.038 declaraciones por el delito contra la libertad y la integridad sexual en el desarrollo del conflicto armado.
“Somos fuertes, no es fácil por lo que hemos pasado, les quiero decir que saquemos esa verraquera que solamente nosotras las mujeres sabemos que tenemos y que tengamos una voz de luz para muchas mujeres que han pasado por este proceso. Las intervenciones psicosociales nos ayudan a salir de la monotonía y se puede seguir luchando y creyendo que hay un futuro mejor para nosotras las mujeres”, dijo Cindy Acevedo, presidenta de laAsociación “Una Nueva Esperanza”.
La directora territorial de la entidad agradeció la articulación y vinculación de la Corporación Universitaria Autónoma del Norte, en coordinación con Tomás Wilches, donde se desarrolló la actividad cumpliendo con los protocolos de bioseguridad.